domingo, 21 de febrero de 2010

SENDERISMO DE FEBRERO

ALFAGUARA-CUEVA DEL AGUA
En medio de una temporada de borrascas que no cesan, como si OFECUM tuviera un pacto secreto con Zeus, el dios mitológico de la lluvia y acumulador de nubes, el 20 de febrero reposó dormido en su trono sin que blandiera su terrible rayo sobre los entusiastas senderistas que disfrutaron de un soleado y espléndido día en el corazón de la Alfaguara.

Las nubes que cubrían los cielos semana tras semana y día tras día, duraron hasta esa misma mañana y poco a poco fueron disipándose para que luciera un cielo azul de límpida trasparencia. La partida se inició desde la zona del campamento con una temperatura fresca pero de agradable percepción.

La primera subida y la cada vez más fuerte presencia del sol, hizo que pronto se olvidara la sensación de frío

Las abundantes lluvias caídas días atrás horadaron el camino del desvío hacia la Cueva del Agua haciéndolo algo más dificultoso.


Pero pronto se percibían entre los claros de los árboles las maravillosas vistas que aguardaban.
Estas no eran otras que una expléndida panorámica montañera
En efecto, al llegar hasta la explanada que se antepone a la Cueva del Agua, pudieron comprobar que aquel lugar es un balcón inigualable donde se dominan las altas cumbres de Sierra Nevada.

Bien con los prismáticos o con las máquinas fotográficas que no paraban de funcionar, nadie quería dejar de reconocer cada palmo del espléndido horizonte.

Sin menospreciar a las otras sierras que flanqueaban el mirador, como el Peñón de la Mata o la Sierra Arana hasta Diezma.

Tan fuerte fue la impresión, que hasta Manuel Granados improvisó la letra de una “media-granaína” que con su voz inigualable Inma Rejón cantó.

Las vistas no impidieron una visita a la Cueva del Agua, aunque cerrada ahora por un enrejado que no deja penetrar en ella.

Este es el aspecto que ofrecía desde el interior hace años, cuando era posible su entrada (1)

Algunos senderistas en el estrecho paso hacia la cueva.
Después de esta visita, los caminantes reanudaron la marcha animosos y contentos, con el árbol tronchado haciendo de arco del triunfo.

Y pronto se internaron por el recóndito y no muy frecuentado bosque de la Alfaguara.
Fue una experiencia agradable, pues conducidos por expertos guías, se introdujeron por vericuetos donde es fácil perderse si no se conoce el terreno
Y es que, el contacto tan próximo al bosque mediterráneo, salvaje e inédito para muchos, llenaba los pulmones de esa fragancia que desprenden tantas plantas aromáticas, henchidas de la humedad que la generosa lluvia de esta temporada les ha dado.
Casi al final, y como estaba previsto, se pasó junto a la Cueva de los Pajareros, cercana a un abrevadero donde los pastores agrupan a sus rebaños.
Después, el merecido descanso y la comida de confraternidad bien servida por el restaurante "El Gallo" de Nívar
Distintos aspectos de la comida y pensando ya en un próximo paseo
(1) Mis hijos y amigos en la Cueva del Agua en agosto de 1971, Manuel Espadafor

2 comentarios:

Nito dijo...

¡Qué lindo lució el día, qué lindo grupo formó Ofecum y que magistral reportaje has montoado, amigo...!a

Fina dijo...

Que envidia me ha dado ver el precioso sendero.'La familia es la familia' y hay que prescindir, a veces, de otras cosas que también nos apetecen. Las fotografías son preciosas, eres un artista Manolo.